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lunes, 9 de febrero de 2009

A petición popular

Un comentario anónimo ha propuesto lo siguiente,
"Creo que un buen ejemplo sería el post del Dani, con el comentario de iGoo:http://laheliaoparda-francfer.blogspot.com/2008/12/reaciones-en-cadena-no-quiero-que-me.html"

Pareciéndome una buena idea, en este momento quedan pues inaugurados los minirelatos encadenados:

REACCIONES EN CADENA

No quiero que me toques
nunca más-, me dijiste.
Y me puse
a quemar buzones y cabinas,
a insultar
a la gente como un perro,
a buscar bronca,
y, cuando ya amanecía,
conduje haciendo eses
por la autopista
en un buga robado
del color de la sangre.

.....

* Para seguir el relato o bien leer la contiunación, haz click en COMENTARIOS.
* Si no entiendes el funcionamiento lee "la crisis se apodera del blog".


.....

6 comentarios:

Anónimo dijo...

Quedan pocos kilómetros para la siguiente salida. Deja la autopista. Aparca el coche y busca una carretera tranquila. La próxima parada no està lejos, elije el primero que pase, sea del color que sea, pero elije bien, hazlo porque aún estás a tiempo

Anónimo dijo...

No sabía que hacer. Me detuve primero en un área de servicio a comprar una botella de whisky y algo de comer. Después busque una carretera secundaria. Conduje hasta que anocheció, busque un sitio apartado y enterré su cadáver. No llevaba dinero, sólo la foto de una mujer morena de ojos grandes y negros y mirada desafiante. Supuse que sería su mujer y decidí ir a buscarla.

Anónimo dijo...

Cuando en la cafetería alguien me miraba por encima del periódico o sorprendía a alguien observándome mientras compraba, no podía dejar de ponerme nervioso. Entonces pagaba lo que fuera y salía a toda prisa. El corazón me latía con fuerza durante un buen rato. Sólo después de conducir unos kilómetros y comprobar que nadie me seguía me volvía a relajar. Miraba otra vez su foto, su cara, sus ojos. Pronto sería mía.

Anónimo dijo...

Era un pueblo pequeño, apenas unas pocas casas a cada lado de la carretera. Dormí un rato en el choche. Hasta el alba. De noche todos somos sospechosos. La encontré en su cama. Un ventilador con las aspas de madera giraba en el techo. Sólo llevaba un camisón de raso. Me acerqué un poco más. Podía olerla. Le tapé la boca y abrió los ojos. Negros. Enormes.

Anónimo dijo...

Ven conmigo. Deja atrás toda esta mierda. Tu vida te asquea, tu marido, tu trabajo, vivir en este agujero. No te prometo nada. Sólo puedo decirte que por una jodida vez vas a ser libre.

Anónimo dijo...

FIN